“La sociedad de Caza y Pesca Aitz-Zorrotz data de 1928 y está afiliada a las Federaciones de Caza y Pesca desde junio de 1933. Los documentos acreditativos de su origen fundacional han desaparecido”.

Como indica este artículo que ser repite en la mayoría de los estatutos y reglamentos internos de la sociedad Aitz-Zorrotz, no hay constancia de la existencia del primer documento fundacional de la sociedad.

Sabido es entre los socios, sin embargo, que la antecesora de la sociedad se creó allá por la década de 1920, y así lo atestiguan las referencias citadas, los testimonios recogidos, así como los documentos guardados en el archivo de Beasain.

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A pesar de que en este año 2008 se ha celebrado el 75 aniversario de Aitz-Zorrotz, no es menos cierto que ya han pasado 80 desde que en 1928 un grupo de amigos tomó el nombre “Cazadores de Beasain” y empezó a gestionar la práctica de la caza y la pesca en Goierri. “En esta Villa de Beasain se ha constituido una Sociedad de Caza titulada ‘CAZADORES DE BEASAIN’, cuyo Reglamento se inscribió en el Registro del Gobierno civil de esta provincia”, con ese encabezamiento comienza el acta del 14 de julio de 1928 en el que los vecinos de Beasain firmantes autorizan a la sociedad de cazadores a que solicite la declaración de Vedado de Caza de todas sus propiedades rurales, y le ceden la gestión del vedado a la misma.

Eran otros tiempos y otro entorno el que rodeaba el casco urbano del pueblo en 1928: huertas, prados, maizales... Pocos o ninguno podrá decir hoy en día que en Beasain hay buena caza, pero por aquel entonces, según se lee en las autorizaciones, había caza para los de casa y para los de fuera, “tordos, malvices de pase que se quedaban aquí y liebres”, según los socios mas veteranos, siendo el abuso por parte de los forasteros el que originó la fundación de la sociedad cazadora: “El objeto de esa Asociación es principalmente fomentar la caza en este término municipal y hacer que se cumplan y observen las disposiciones legales existentes sobre la misma. Teniendo en cuenta que para conseguir la abundancia de caza será necesario, además de importarla, establecer ciertas normas para el ejercicio de ese deporte y a fin de evitar los abusos que en otras temporadas venían cometiéndose por cazadores forasteros principalmente, surgió la idea de solicitar la declaración de ‘Vedado de Caza’ de todas la propiedades particulares de esta villa”.

Cabe recordar que la memoria popular ha guardado aquel episodio de finales de la década de 1920. Según los socios más veteranos fue una cuadrilla de cazadores de Tolosa la que acotó un terreno en Beunde (Etxegarate) para la caza de paloma. Eso provocó el enfado de los cazadores de Beasain, y ante eso éstos acotaron otro terreno próximo a Beunde, llamado Aitz-Zorrotz, para ahuyentar con sus disparos a las palomas y no dejar cazar a aquellos que se habían adueñado de los mejores lugares para cazar. Finalmente ante la imposibilidad de cazar, los tolosarras no tuvieron más remedio que ceder cuatro o cinco puestos de caza a los beasaindarras, y desde entonces el nombre de Aitz-Zorrotz quedó ligado a Beasain, y el terreno a la sociedad en calidad de arrendamiento, a pesar que el triunfo de la República en las elecciones de 1931 hizo desaparecer los cotos. Recuerdan los socios veteranos que entre aquellos cazadores mayores estaban, entre otros, los hermanos Zufiaurre, José y Jesús Argiñano, Felipe Bueno, Rafael Polo, Ruiz ‘Makinetxe’ y Luis Azpeitia, nombres algunos que corresponden con la primera directiva de la que se tiene constancia, como se verá a continuación.

Las autorizaciones de 1928 para la cesión de terrenos rurales para su acotación fueron firmadas por sus propietarios, y concretamente el acta fechado el 14 de julio de 1928 en su primera página lo firman Luís Larrauri, Luís de Zavala, Pedro José Esnaola y Santiago Otegui (sic), además del presidente de la corporación municipal, Pedro Arana. A esa primera página le siguen otras muchas en las que se pueden leer la firma los propietarios de esos terrenos. Ese mismo trámite lo cumplieron dos días antes los vecinos de Astigarreta, por entonces villa independiente que al año siguiente se anexionaría a Beasain: “Los que suscriben, propietarios y vecinos de la villa de Astigarreta, noticiosos de haberse constituido en la villa de Beasain una sociedad de Caza titulada ‘CAZADORES DE BEASAIN’ con reglamento inscrito en el Registro del Gobierno Civil de esta provincia (…)”.

Fue cinco años más tarde cuando, según el reglamento interno y los estatutos, la sociedad se afilió a las Federaciones de Caza y de Pesca, y es esta fecha la que se conmemora en este 75º aniversario. Además de vedar los terrenos de Beasain, hay constancia en el archivo de Beasain de un campeonato de tiro de pichón que se celebró el 13 de mayo de 1934, “con motivo de las fiestas patronales”, para el cual el ayuntamiento concedió una subvención de 300 pesetas, a nombre del “Sr. Presidente de la Comisión Organizadora del Tiro de Pichón”. Este campeonato, junto con el de tiro al plato, se convirtió en tradición en fiestas patronales, y se repitió en años posteriores.

Dejando a un lado las autorizaciones para la veda de los terrenos de Beasain, no hay constancia de ningún acta fundacional de “Cazadores de Beasain” ni de la afiliación a las Federaciones de Caza y Pesca. No fue hasta 1940 cuando la Real Federación Española de Caza surgió con fuerza, según la propia Federación, y la documentación anterior a esa fecha no está guardada. Hay constancia de asambleas celebradas en 1929 en las que participaron varias sociedades vascas de cazadores, y de logros conseguidos (la rebaja de los billetes de ferrocarril para los cazadores y sus perros, entre otros) pero no así de nada concerniente al año 1933.


En marzo de 1935 la crónica del corresponsal del Diario Vasco de Beasain da cuenta de la creación de la Sociedad de Caza y Pesca, con ese nombre: “Ha quedado constituida la nueva entidad, con 43 socios de la localidad, y es de esperar se duplique este número con la entrada de los socios de los pueblos de Cegama, Segura, Idiázabal, Ormaiztegui, Olaverria y algunos más”. La directiva la compusieron los siguientes socios: Felipe Bueno presidente, Eugenio Etura vicepresidente, José Sarasola secretario, Antonio Uribe tesorero, y Runo Sarasola, Casto Lizarbide, Andrés Arregi, José Iraola y Ángel Zufiaurre vocales. A continuación se reproduce la crónica literalmente por el interés que tiene:

  “De Beasain. Sociedad de Caza y Pesca. Ha quedado constituida la nueva entidad, con 43 socios de la localidad, y es de esperar se duplique este número con la entrada de los socios de los pueblos de Cegama, Segura, Idiázabal, Ormaiztegui, Olaverria y algunos más.
  A la reunión celebrada el sábado pasado concurrieron todos los socios y por el ambiente que reinó, se deduce que la nueva entidad tendrá una vida próspera y que su labor será todo lo fructífera que se puede desear. Por votación quedó constituida la Directiva siguiente:

Presidente, Don Felipe Bueno.

Vicepresidente, Don Eugenio Etura.

Secretario, Don José Sarasola.

Tesorero, Don Antonio Uribe.

Vocales, Don Runo Sarasola, Don Casto Lizarbide, Don Andrés Arregui, Don José Iraola y Don Ángel Zufiaurre.

Entre los acuerdos más salientes figuran los siguientes, por celebrar las fiestas patronales de nuestra villa, grande tiradas de pichón y también tiradas de plato con el mínimun de gasto para los socios. Se acordó gestionar el acotamiento de terrenos importantes para la cría de la perdiz, liebre y conejo. Facultar a la Directiva para imponer una cuota de entrada a los aficionados de la localidad que aún no han ingresado y que lo soliciten después del plazo que señalará la Directiva. Formar una Caja de Ahorro, con objeto de que los socios que lo deseen realicen en tiempo de la caza de codornices y perdices, excursiones a las regiones donde abunda esta caza, con el mínimun de gasto, pues para ello se gestionará el alquiler de ‘autocars’, facilitando a los socios modestos la ocasión de llegar a terrenos desconocidos, donde podrán saborear con mas amplitud su deporte favorito y obtener abundante caza.

La Directiva con todos los medios de que disponga, hará respetar la veda y a los infractores de la misma les sancionará con todo rigor, encargándose de tramitar las denuncias.
Se acordó también gestionar la construcción de un depósito para los alevines de truchas con el fin de que en la época adecuada se puedan poblar nuestros ríos.
La Directiva hace un llamamiento cordial a todos los aficionados que por motivos fútiles no han ingresado aún, y les invita a que los hagan lo antes posible, para evitar el recargo que se les aplicará al transcurrir un plazo prudencial.
La nueva Sociedad saluda efusivamente a sus colegas de la provincia y la región y a las del resto de España, y se ofrece incondicionalmente para colaborar con entusiasmo en defensa de nuestros deportes favoritos. El corresponsal”.

El primer documento interno de la sociedad coincide con esa crónica, ya que entre los documentos que han sobrevivido al paso del tiempo se encuentra un libro de cuentas que se empieza a escribir en abril de 1935 y se termina en 1953, y en el que se refleja el estallido de la Guerra Civil con un salto en el tiempo de junio de 1936 a octubre 1946. Este libro de cuentas refleja que la sociedad era muy dinámica ya desde antes de la guerra, y comienza con un ingreso por cuotas de 49 pesetas, más un donativo por parte de D. José Albisu de 25 pesetas, lo que suma 74, que es la cantidad con la que parte este libro de 1935. No hay constancia de depósitos anteriores. En el apartado de gastos se incluyen 7 pesetas de “sellos timbre reglamento para su aprobación” y 7,30 pesetas de “sello de caucho con inscripción sociedad”. En total parte la sociedad ese mes con un remanente de 39,60 pesetas.

Los años 1935 y 1936 también se organizaron sendas tiradas al plato pero toda actividad social se vio truncada con el alzamiento contra la República y posterior Guerra Civil. El libro de cuentas tiene un vacío de diez años, de junio de 1936 a octubre de 1946, provocado por la guerra y por la posguerra, que supusieron un paréntesis en todos los aspectos de la vida cotidiana. Ese documento certifica que a pesar del paréntesis, en 1946 no se fundó otra sociedad, sino que se reconstituyo la antes ya conocida.


Tuvieron que pasar diez años para que Aitz-Zorrotz retomase su actividad. El acta de 20 de septiembre de 1946 reconstituye la sociedad de Caza y Pesca, con domicilio en el bar Aguirre y con la siguiente junta directiva: Carlos Poignon Martín presidente, Vicente Ruiz Lahidalga vicepresidente, Ángel Aiestaran Irastorza secretario, Elías Aranburu Agirre tesorero, y José Sarasola Mugika, José Arguiñano Arza, Pedro Rubio Alkorta, Juan José Urteaga Urteaga y Victorio Arrieta Larrañaga tesoreros. La convocatoria se hace entre los cazadores y los pescadores de Beasain, y el nombramiento de presidente lo hace oficial el día 29 de septiembre el delegado de la Federación de Pesca Agustín de Castro en una reunión a la que asistió también el Comandante del Puesto de la Guardia Civil.

Nueve días después de la reconstitución la sociedad, se decidió volver a tomar el monte Aitz-Zorrotz, en modo de arrendamiento. El acta del 29 de septiembre de 1946 dice así: “Se da cuenta de la situación que se halla el acotado de Haizpe en Echegárate y con vista de la limitación de terrenos apropiados para la caza de la paloma, se acuerda alquilar el monte Aitz-Zorrotz, sito delante del referido Haizpe”. Este terreno lo tuvo arrendado la sociedad desde 1946 hasta 1953, tal y como consta en el libro de cuentas, y esos siete años bastaron para que la sociedad en adelante tomase el nombre de Sociedad de Caza y Pesca Aitz-Zorrotz, que aparece por primera vez en la documentación de la sociedad en el Reglamento Interno de 1961.

Los primeros estatutos de los que se guarda copia son los referidos de 1946, cuando se refunda la sociedad, y los fines de la misma quedaron recogidos en su artículo primero.

Fomentar con arreglo a las leyes vigentes la caza y la pesca en toda la provincia.
Defender por todos los medios legales, los derechos concedidos por las leyes, persiguiendo a los infractores de ambas.
Constituir fondos para la repoblación y concesión de premios a los denunciantes de infractores.
Conseguir de los Poderes Públicos la concesión de autorizaciones para la caza de aves de pasa que se consiente en las poblaciones fronterizas y otras que se adopten al clima y topografía por la provincia, así como gestionar de las Campañas ferroviarias la reducción de tarifas para el transporte de perros, etc...

En 1947 se retomó la actividad social anterior a la guerra, y la sociedad organizó, “teniendo en cuenta la afición que para el deporte cinegético existe”, la tradicional tirada de plato de fiestas: interprovincial el 18 de mayo a las diez y media de la mañana, interlocal el día 19 a las cuatro y media de la tarde, e intersocial, “como pasatiempo”, el día 20. El 19 de junio de 1947 dimitió Carlos Poignon como presidente y tomó el relevo el vicepresidente Vicente Ruiz, que permaneció en el cargo hasta 1952. El mismo día dimitieron el secretario Ángel Aiestaran y el vocal Victorio Arrieta. La junta directiva la completaron José Arguiñano en la vicepresidencia, José Antonio Beltrán en la secretaría, y Conrado Valdivieso, Eugenio Aranburu y Lorenzo Zuriberri como nuevos vocales.

El siguiente estatuto de la sociedad es de 1947. Desgraciadamente no se conserva, pero se hace referencia del mismo cuando se compra el local social. El notario da fe de la existencia de unos estatutos aprobados el 11 de diciembre 1947. Estos estatutos, de los que las escrituras de compra y venta guardan solamente tres artículos, remarcan el carácter deportivo sin ánimo de lucro de la sociedad.


En marzo de 1960 Aitz-Zorrotz tomó impulso con la compra del local social actual. Aitz-Zorrotz dejó de ser únicamente una asociación deportiva para la gestión de la caza y la pesca, y se convirtió en el lugar donde en un ambiente distendido de tertulia, entre partidas de mus, de tute y de dominó, los socios cazadores y pescadores confraternizaban, compartían experiencias deportivas y planeaban próximas salidas. Se formó una comisión que estudió reglamentos de otras sociedades y se redactaron las reglas para el buen funcionamiento del local. Desde el primer estatuto posterior a la inauguración del local social la sociedad se declaró apolítica y ya desde entonces prohibió las reuniones políticas o religiosas.

Ese estatuto de 1961 fundó la sociedad bajo las normas de la amistad fiel, la educación, la armonía y la delicadeza. En 1985 se reafirmaron esas normas en el reglamento interno, y se añadió la del respeto. Siete años mas tarde, en 1992, las bases del local social añadieron que la sociedad debe ser justa, humana y solidaria y reafirmó las normas de amistad fiel, respeto, educación y armonía: “Todo otro fin será considerado contrario a las reglas de honor. El local social es además un lugar de expansión donde se puede denotar alegría, cantar, actuar, etc. pero nunca de forma que se moleste a nadie”.

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